Pestilencia
"...En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excremento de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como las esposa del maestro; apestaba la nobleza entera, y sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno..."
[ El Perfume, Patrick Süskind ]
Amo esa parte del libro.
En la actualidad no apestamos como describe el párrafo de arriba [ aunque hay ecepciones ].
Pero si apesta la forma en que nos comportamos. Apestamos psicológicamente, socialmente, culturalmente, intelectualmente... Apestan los carabineros, los médicos, los profesores, los funcionarios públicos, los abogados, las personas en general. No sabemos comportarnos, cómo enfrentar situaciones, cómo compartir, como ser solidarios... y eso nos hace ser igual de pestilentes que en el relato de Patrick Süskind.
Creo que yo también apesto, apesto a egoísmo, a egocentrismo, a intolerancia, a impaciencia, y a poca fortaleza...
No quiero que mi hijo nazca en un mundo pestilente, y debo empezar por mi, a lavar todas esas cosas que me hacen apestar, y así mi hijo no apestará...
[.]
[ El Perfume, Patrick Süskind ]
Amo esa parte del libro.
En la actualidad no apestamos como describe el párrafo de arriba [ aunque hay ecepciones ].
Pero si apesta la forma en que nos comportamos. Apestamos psicológicamente, socialmente, culturalmente, intelectualmente... Apestan los carabineros, los médicos, los profesores, los funcionarios públicos, los abogados, las personas en general. No sabemos comportarnos, cómo enfrentar situaciones, cómo compartir, como ser solidarios... y eso nos hace ser igual de pestilentes que en el relato de Patrick Süskind.
Creo que yo también apesto, apesto a egoísmo, a egocentrismo, a intolerancia, a impaciencia, y a poca fortaleza...
No quiero que mi hijo nazca en un mundo pestilente, y debo empezar por mi, a lavar todas esas cosas que me hacen apestar, y así mi hijo no apestará...
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