lunes, junio 25, 2007

Pestilencia

"...En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excremento de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como las esposa del maestro; apestaba la nobleza entera, y sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno..."
[ El Perfume, Patrick Süskind ]



Amo esa parte del libro.
En la actualidad no apestamos como describe el párrafo de arriba [ aunque hay ecepciones ].
Pero si apesta la forma en que nos comportamos. Apestamos psicológicamente, socialmente, culturalmente, intelectualmente... Apestan los carabineros, los médicos, los profesores, los funcionarios públicos, los abogados, las personas en general. No sabemos comportarnos, cómo enfrentar situaciones, cómo compartir, como ser solidarios... y eso nos hace ser igual de pestilentes que en el relato de Patrick Süskind.
Creo que yo también apesto, apesto a egoísmo, a egocentrismo, a intolerancia, a impaciencia, y a poca fortaleza...
No quiero que mi hijo nazca en un mundo pestilente, y debo empezar por mi, a lavar todas esas cosas que me hacen apestar, y así mi hijo no apestará...





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lunes, junio 04, 2007

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Siempre que tengo pena escribo en mi blog... es como un método de desahogo.
Anoche mi prima se intoxicó por segunda vez... y ahora está más mal... me da pena, mucha pena, pero lamentablemente no puedo hacer nada.
Han pasado tantas cosas en este tiempo... demasiadas diría yo. En enero escribí algo sobre una persona que quería mucho... ahora ya no la quiero. La amo.
He escrito tantas veces que amo a alguien en el blog, pero creo que han sido falsas, quizás porque en esos momentos estaba mal y sola, o simplemente por una tonta obsesión. Esta vez no, no es una obsesión, ni un capricho, ni nada por el estilo... es amor verdadero, y daría cualquier cosa por ese amor, daría y haría cualquier cosa para que fuera feliz. Y ahora tengo miedo, porque siento que algo puede pasar, nosé por qué... y aparte que siempre que escribo en el blog relacionado con alguien pasa algo... espero y ruego a Dios que no sea así.
Estoy embarazada... otra cosa que ha pasado.
Tengo miedo todo el tiempo, me siento triste todo el día, siento que tengo la culpa de todo lo que pasa... siento que no soy capaz de traer alguien al mundo, no me siento capaz de criarlo, enseñarle como debe enfrentar sus miedos si yo misma no los sé enfrentar... y eso es lo que peor me tiene. Se me han juntado tantas cosas, y siempre tengo en la cabeza que mi pololo me va a dejar, él me dice que no, pero estoy tan traumada y tengo tanto miedo que se repita lo de siempre que no puedo evitarlo... y más ahora que voy a tener un hijo de él.
Espero que con esto se me aliviane un poco la pena que tengo, ya que nadie entiende ni comprende lo que yo siento y pienso... en realidad nadie sabe lo que es estar embarazada.





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